Los fondos Feder al rescate de Internet

Por fin. Por primera vez en la historia reciente de España, el Gobierno ha decidido invertir dinero público en la mejora de las redes de telecomunicaciones para las regiones menos favorecidas. Hasta ahora, esa tarea se le había encomentado a Telefónica, que cuando era monopolio cumplía a trancas y barrancas esa obligación de servicio público. Pero desde que ha llegado la liberalización y la competencia, esas zonas atrasadas se han quedado olvidadas. Sin embargo, ahora es cierto que en plena precampaña electoral el Ministerio de Fomento ha anunciado que en los próximos siete años se destinarán alrededor de 300.000 millones de pesetas, procedentes, en su mayoría de los fondos Feder de la Unión Europea, a la mejora de la infraestructura de telecomunicaciones en las comunidades rurales de forma que se pueda utilizar Internet. En España existen unas 250.000 familias en pequeños núcleos rurales que disponen de línea telefónica fija utilizando la cobertura que proporciona MoviLine. Pero este sistema, al contrario que MoviStar o que Airtel y Amena que son sistemas digitales GSM no puede soportar Internet. Es decir existen 250.000 familias que están condenadas a quedarse al margen de la SI. Pero, el Gobierno parece decidido a utilizar este dinero para subvencionar a los operadores móviles para que modernicen el acceso de estas familias a la red telefónica, proporcionandoles cobertura digital. El asunto es peliagudo porque se trata de subvencionar con fondos públicos a empresas privadas, que además ganan o ganarán muchísimo dinero. Pero algo hay que hacer si se quiere acabar con una discriminación injustificable. El acceso a Internet actualmente a través de los sistemas GSM es lentísimo, porque la velocidad máxima es de 9,6 kbits por segundo. Pero el año que viene estará ya disponible el nuevo standard GPRS, un sistema que, aplicado sobre las redes de GSM, permite aumentar la velocidad de transmisión de datos a unos 380 Kbtis/seg, es decir unas siete veces más rápido que la velocidad que ahora se consigue con una línea telefónica fija convencional. No está nada mal.