Outsourcing sí, pero...

Cuando una empresa aborda un proceso de outsourcing lo hace motivada por dos objetivos fundamentales: reducir costes e incrementar eficiencias. Y ésta era la regla de oro que muy pocos o casi nadie cuestionaba. Bien pues en las conclusiones de un reciente estudio elaborado por Deloitte Consulting se afirma que esos objetivos apuntados son alcanzados por muy pocas compañías, tanto es así, que ya son varias las que han dado marcha atrás. ¿Qué es lo qué ha ocurrido? Pues, según se afirma en el informe, el outsourcing sigue estando vigente y debe ser contemplado como una ayuda a las empresas, pero debe cambiar la forma de abordarlo y sus motivaciones. Hasta ahora los proyectos de outsourcing estaban condicionados casi exclusivamente por una reducción de costes. Un enfoque pobre y hasta equivocado, según Deloitte. En este sentido la consultora apunta que la orientación de un proyecto de outsourcing debe estar ligada a la estrategia del negocio de la compañía y no a una simple reducción de costes. Así, se apunta que cuando los ingresos del mercado en general caen el outsourcing se puede percibir a priori como una solución rápida para generar crecimientos, pero cuando el entorno general es de crecimiento surgen los problemas, que van desde cuestiones que afectan a la complejidad, hasta aspectos de choques culturales. Esto sucede porque, como se comenta en el informe, el outsourcing se plantea como un proyecto orientado a la reducción de los costes. A pesar de ello, Deloitte apunta que el outosourcing es una alternativa que sigue siendo válida pero siempre y cuando su orientación esté perfectamente alineada con la estrategia de la compañía. De ahí que la consultora recomiende a las empresas que sean más precavidas a la hora de lanzarse a proyectos de este tipo y que sean más selectivas en las negociaciones de los contratos.