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Una opción al servicio de los recursos

Preparando la infraestructura para adoptar el on demand computing

Existen en el mercado diferentes voces que postulan distintas concepciones del on demand computing o cualesquiera sea el nombre con el que desee denominar a este concepto. Unas con planteamientos más enfocados al pago por uso (licencias) y otras a la externalización de procesos (outsourcing), pero la cuestión es ¿qué hay detrás del concepto on demand computing?

La vocación común de la mayoría de los planteamientos es asimilable al funcionamiento de los interruptores eléctricos, es decir, alguien lo pulsa (el usuario) y espera que la bombilla se encienda (el servicio). Poco le importa al usuario si la energía se ha producido en la hidroeléctrica del Guadalquivir, en la central nuclear de Vandellós o conocer el número de estaciones transformadoras por las que los electrones han tenido que viajar hasta llegar allí (la infraestructura).
Así, el meollo de la cuestión es cómo conseguir que el usuario se olvide de las infraestructuras informáticas y consiga el servicio que requiere como y cuando lo necesita. Centrémonos pues en el tercer actor del ejemplo: la infraestructura.
En los últimos años las tecnologías han evolucionado mucho, pero desafortunadamente la complejidad para gestionar y mantener estos entornos ha ido paralela a su evolución. En general, la complejidad de gestión se debe a que se van introduciendo nuevas tecnologías progresivamente pero éstas no sustituyen todo lo existente de un plumazo sino que conviven durante largos periodos dando lugar a una heterogeneidad que imposibilita la normalización y estandarización de las plataformas.
Harina de otro costal son las empresas de nueva creación, que pueden empezar con una infraestructura diseñada para dar cabida al on demand computing, pero es obvio que esta situación ideal se da muy poco en la actualidad.
La pregunta del millón es: ¿cómo conseguimos que la red, diferentes sistemas operativos, aplicaciones, bases de datos y hardware colaboren de manera eficiente, transparente y eficaz para proporcionar ese servicio al usuario?
La respuesta no es única para todas las organizaciones, pero aproximadamente en un 60% es gestión. Solamente con la correcta gestión de todos los componentes de la infraestructura IT podremos aspirar a proporcionar un servicio bajo demanda. El 40% restante se reparte entre un 20% para conocimiento y mapeo de los procesos de negocio con la tecnología (consultoría) y otro 20% en la adopción de tecnologías emergentes (tanto hardware como software) para la adopción de este modelo

Una gestión adecuada
Para la gestión adecuada de la infraestructura podríamos hablar de cuatro grandes requisitos: descubrimiento e inventariado exhaustivo de los elementos que la conforman (no se puede gestionar aquello que se desconoce), clasificación, optimización y monitorización.
Una vez contemos con el conocimiento de nuestra infraestructura podremos evaluar adecuadamente nuestras necesidades, planificar los recursos, asignarlos a los procesos de negocio primario y clasificarlos en función de a qué otras funciones o procesos de negocio pueden dar soporte. Esta es la quintaesencia del on demand: conocer qué activos TI pueden asignarse a un proceso que requiere recursos, ya sea cpu, espacio en disco, cintas, etcétera, en un momento temporal determinado. Gracias a la gestión podremos asignar los recursos automáticamente a otro proceso y desasignarlos y volverlos a su función principal. Por ejemplo, un proceso puntual como el de creación de nóminas requiere de potencia uno o dos días por mes, sin embargo, es frecuente encontrar servidores dedicados. ¿Qué nos impide utilizar la potencia de ese servidor durante los 29 días restantes del mes como servidor de impresión o de ficheros o para otros menesteres? Únicamente deberíamos definir una regla en la que se estipulara los días en los que ese servidor no puede “contribuir” a dar soporte a otros procesos y clasificarlo como “disponible” para los procesos X, Y o Z durante el tiempo restante.
La optimización es fundamental. Nos sorprendería conocer el espacio en disco sobrante de la suma de los desktops existentes en nuestra organización. Si queremos que la colaboración de los recursos sea eficaz, debemos poner a disposición del grid toda la capacidad disponible. Recordemos que la suma y capacidad de trabajo conjunta de las máquinas es lo que hace tan atractiva esta filosofía. Un responsable de departamento TI lo definía muy bien: “quiero usar todo lo que pago” pero continuaba “.. y pagar sólo lo que uso”. Como esto último no siempre es posible, hay que hacer mucho énfasis en la primera parte: llevar al máximo aprovechamiento todos los componentes.
Por último, la monitorización y automatización son fundamentales. A modo de ejemplo, si no sabemos que un proceso determinado ha caído o que ha habido un fallo en un servidor web, ¿cómo vamos a reconfigurar otro servidor para que realice sus funciones de manera transparente al usuario?

Proceso de consultoría
Es importante conocer en detalle los procesos de negocio existentes en la organización, los recursos TI que le dan soporte y su importancia. No debemos obsesionarnos en llevar todo a on demand de golpe. Es vital empezar por los procesos críticos y planificar en consecuencia en el medio y largo plazo, por aquello de las limitaciones presupuestarias. Sin embargo, el primero de todos ellos debería ser un proceso que, aunque siendo crítico para la empresa, no la paralice; un ejemplo podría ser la copia de seguridad, que aunque falle en un momento temporal, no implica pérdida de información (a no ser que tengamos algún problema ese día con los datos on-line, lo que ya sería una conjunción astral bastante desafortunada). Esta aproximación nos permitirá entrenarnos en esta nueva filosofía.
Es muy importante que el director de informática participe de los planes de negocio de la organización, es fundamental, es la única manera de prever qué nivel de demanda tendrá su infraestructura.

Tecnología que lo soporta
Afortunadamente, en el mercado, tanto fabricantes de software como de hardware están desarrollando la tecnología necesaria para dar soporte a esta filosofía: servidores que se comportan como uno solo para los procesos, software específico para gestionar esa capacidad del hardware y una amplia gama de soluciones para darle el soporte necesario. Sin duda esta filosofía tiene visos de prosperar porque está en línea con las directrices empresariales: búsqueda de eficiencia y maximización del potencial de los bienes de producción.

Jordi Gascón, director técnico de CA

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