Entrevista
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"Los hiperescalares no son un problema para el desarrollo de la economía del dato en Europa"

El CEO de GAIA-X, el italiano Francesco Bonfiglio, defiende, en esta entrevista, que el desarrollo de la economía del dato pasa por crear infraestructuras digitales confiables y transparentes, "algo que demanda el mercado".

Francesco Bonfiglio, GAIA-X

La asociación sin ánimo de lucro GAIA-X –nombre derivado de la diosa de la tierra en la mitología griega– nace en 2019 como una iniciativa de los gobiernos alemán y francés, encabezados en ese momento por Angela Merkel y Emmanuel Macron, respectivamente, para supervisar el poder de las plataformas de datos no europeas y afianzar la consecución de la economía digital en el continente. En la actualidad, y tras un pandemia de por medio, ya cuenta con más de 400 empresas asociadas –muchas extranjeras, como los principales hiperescalares – y tiene filiales en casi todos los países comunitarios –la española aterrizó en 2022–. Sin embargo, y tal y como cuenta su CEO, Francesco Bonfiglio, en entrevista con ComputerWorld en el marco del evento Data Strategy, organizado por la cabecera de Foundry y la consultora IDC, años después todavía tiene que hacer mucha pedagogía en cuanto a la definición del organismo, de lo que es y lo que no. No busca, por ejemplo, crear un campeón de la nube similar a estos jugadores americanos, ni construir más cuerpo jurídico, que está bien pero que “no es suficiente para generar valor”.

Sí es, dice, un habilitador de la economía del mercado, un punto medio entre esa legislación y la tecnología para alcanzar la economía del dato, la real, a través de un framework que defina los distintos servicios y productos y aporte confianza digital, “que es el derecho humano más importante de la próxima década”. ¿Para qué queremos un AWS, Google o Microsoft local si el nivel de adopción de la nube de nuestras empresas está por debajo del 26%?, se pregunta. Lo que necesitamos, responde, es una nueva generación de infraestructuras de datos confiable, que sean transparentes, controlables e interoperables. En definitiva, ofrecer algo que no está disponible en el mercado. “A esto se le llama innovar, y no hay ningún otro grupo de trabajo que haga algo tan concreto como nosotros”, subraya.

 

¿Cómo definiría GAIA-X? En alguna ocasión ha mencionado que se encuentra situada en el medio de la brecha que hay entre legislación y tecnología

Sí. De hecho, GAIA-X está en el medio de muchos factores. Entre la normativa, la tecnología y la economía. Y esta última es la parte más importante, porque ya se están dando muchos pasos en el terreno de la regulación, pero esta no tiene en cuenta las necesidades reales y no genera valor a los bienes comunes, a la economía. Tiene que haber un entendimiento de lo que hace falta para dirigir la economía del dato y nosotros hemos comprendido, a través de nuestros miembros, que son casi 400 representantes de la economía real, que para impulsarla son necesarias dos cosas. La primera es un nueva aproximación colaborativa y cooperativa a través de la cadena de valor, lo que significa colaboración en lugar de competición, porque nadie solo puede lograrla. En Europa estamos muy fragmentados, y hablamos de cambiar todo tipo de sectores, desde el turismo a la automoción, pasando por servicios públicos como la sanidad y la educación. Por otro lado, hay mucha gente que aún cree que necesitamos nuevas tecnologías, que nuestra deuda se debe a la falta de tecnología europea. Pero no es así, ya tenemos mucha más tecnología y datos de los que realmente utilizamos. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Necesitamos un AWS, Google o Microsoft europeo? En absoluto, porque el nivel de adopción de la nube ronda el 26% y y si quitamos la parte SaaS (Software as a Service) que incluye correo electrónico, videoconferencia, intercambio de archivos y poco más, resulta que el 80% de los datos centrales de una empresa, y las aplicaciones centrales, no están en estas plataformas. Esta es la cuestión real. La mayoría de las aplicaciones son heredadas, no se pueden migrar de forma nativa a la nube y muy a menudo no tienen requisitos de hiperescalabilidad de la carga de trabajo. Así que el verdadero problema es que la mayoría de los datos críticos, los que representan el negocio de una empresa y sobre los que construir los servicios y productos del futuro, se mantienen en las instalaciones, no se utilizan dentro de ellas, y mucho menos se comparten con otros. Y si mantienes tu información en un cajón del escritorio no vas a cambiar tu compañía, y mucho menos la economía. Así que tenemos que superar el principal obstáculo, que es la falta de confianza en las tecnologías a las que confiamos la gestión de nuestros datos. Cuesta empezar a utilizarlos y compartirlos de forma segura y protegida de cualquier uso no deseado. Lo que hace falta es definir un modelo de confianza compartida y un motor que lo verifique.

¿Cómo podemos confiar en la tecnología? La respuesta es simple: necesitamos describirla, describir los servicios, su estructura, su comportamiento, de forma transparente, para que los usuarios puedan tomar decisiones informadas y tener control sobre las herramientas tecnológicas que utilizan, en lugar de sentirse controlados por ellas. En este sentido, GAIA-X es quizá una de las iniciativas más lógicas y potentes de la actualidad. Estamos trasladando conceptos como soberanía, confianza, transparencia e interoperabilidad al uso de la tecnología. Este es sin duda nuestro mayor diferenciador. Mucha gente dice "queremos ser soberanos", pero no existe una definición única de lo que constituye la soberanía digital y, sobre todo, no hay ninguna tecnología en el mundo que nos permita verificar la soberanía de un servicio. No hay ningún proyecto en el mundo que esté haciendo algo tan concreto como nosotros.

 

Entonces, ¿estos hiperescalares no son un problema para el desarrollo de una economía europea digital y soberana?

No, y nunca lo han sido. Así lo llevo repitiendo mucho tiempo. La prueba es que, junto con otros grandes jugadores extranjeros, ya son parte de GAIA-X. Por supuesto, tienen una posición dominante e intentan proteger su puesto. Es un comportamiento natural. Pero la pregunta correcta es por qué participan en la asociación. La respuesta es sencilla: saben que estamos cambiando las reglas del juego y quieren seguir jugando en Europa. ¿Cómo se pueden cambiar las reglas del juego y crear un nuevo mercado?  La única manera no es solo a través de la regulación, no es suficiente. Tienes que ofrecer algo que no está disponible en el mercado y que sea necesario. Y en GAIA-X buscamos una nueva generación de infraestructuras de datos confiables, definiendo entornos de confianza y verificando la tecnología. Esto es innovar. Entendemos que las infraestructuras actuales de nube no son adecuadas para el mundo de datos en el que vivimos hoy. Ya está aquí el Internet de las Cosas (IoT, en inglés) y solo explotamos el 10% de sus capacidades en cuanto a información. Así que necesitamos una nueva generación de nubes hiperdistribuidas, así como la convergencia entre cloud y la computación en el extremo (edge computing). También servicios interoperables. Es un problema no contar con sistemas distribuidos y no explotar los datos en el edge.Y, por supuesto, necesitamos una nueva generación de servicios interoperables.

 

En sus esfuerzos, muchas de estas grandes multinacionales están creando empresas basadas en Europa con trabajadores locales para garantizar la residencia del dato.

Esto forma parte de lo que necesitamos, porque la soberanía también habla de saber dónde residen tus datos y de garantizar el acceso. Pero, para ser honesto, se trata de un buen paso adelante en términos de apertura, transparencia y localización de la tecnología, y GAIA-X celebra que esto pase, aunque no es suficiente. Nosotros decimos que hay que confiar en la tecnología y que hay que tener control sobre ella. Esto significa que yo como usuario tengo que tener un control sobre el proveedor, independientemente de su origen, ubicación y la tecnología de sus instalaciones. No es lo mismo trasladar tecnologías de centralizadas a distribuidas regionalmente que hacerlas más transparentes, controlables e interoperables con otras, y eso es lo que GAIA-X quiere conseguir. Todos sabemos que la razón por la que hacen estos movimientos es para vencer los problemas que hay entre la Ley Cloud y el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, de sus siglas inglesas). Salvar los problemas legales no debe ser suficiente para instalar tu tecnología en una entidad local europea y operar allí. La cuestión para mí siempre es la misma; cómo aseguras que cualquiera pueda tomar decisiones mediante la tecnología con un framework común que describa los servicios, la interoperabilidad y cómo haces que yo tenga acceso a los datos y a diferentes características de los servicios. En otras palabras, un modelo descriptivo único para los servicios, y es bueno que las grandes empresas tecnológicas avancen en esta dirección y se asocien a proyectos como GAIA-X, para trabajar juntas en la definición del problema, escuchar la voz del mercado europeo y definir una solución común, un marco de trabajo. No hay que olvidar que los grandes actores estadounidenses quieren seguir haciendo negocios en Europa, que es el mercado más importante para las plataformas de datos.

 

¿Por qué?

Porque tenemos los mejores datos del mundo. El mejor historial. Nuestras industrias y servicios públicos son los más elaborados de todo el globo, por lo que contamos con un profundo histórico de datos de alta calidad al que todo el mundo quiere tener acceso y utilizar en la medida de lo posible. Por ello, necesitamos algún tipo de pasaporte fiable para que estos datos puedan, en primer lugar, ser explotados por nuestras empresas y gobiernos europeos, y luego viajar por todo el mundo de forma segura y controlada por nosotros.

 

 

"Europa tiene los mejores datos del mundo y todos quieren tener acceso y utilizarlos"

 

 

¿La conclusión es que es más importante para Europa contar con un framework fuerte que con un jugador tecnológico a la altura de los hiperescalares?

Sí, por supuesto. Hay demasiada tecnología, proveedores y conectividad que no estamos aprovechando. Este es el problema. Por utilizar un símil, tenemos que empezar a etiquetar nuestras botellas de agua para saber de dónde viene, qué es y saber que no estamos bebiendo veneno. Siempre digo que la confianza digital es el derecho humano más importante de la próxima década, porque ahora nuestras vidas dependen de la tecnología para todo.

 

Volviendo a la asociación, ha recibido muchas críticas por su lentitud en los proyectos y, también por cuestiones derivadas de la seguridad y el intercambio de datos entre competidores.

Hemos sido criticados por mucha gente. La postura de GAIA-X, entre lo político, lo técnico y lo económico, ya es suficiente para ganarse enemigos. Entiendo a los que dicen que somos lentos, pero hay que saber que nacimos en 2019 bajo una iniciativa de los gobiernos francés y alemán para dotar de acción política a la supervisión del superpoder de las plataformas de datos no europeas y ganar control en favor de nuestra economía. Entre entonces y 2021 muchos aspectos del proyecto no estaban claros; muchos esperaban la creación de un campeón europeo de la nube. Otros, un nuevo organismo europeo de normalización, o un órgano regulador bajo control de la UE. En 2021 nos propusimos ser una asociación internacional sin ánimo de lucro que incluyera a todo el mundo, incluidos los estadounidenses. En ese año establecimos que somos una asociación internacional y sin fines de lucro que podía incluir a todo el mundo, incluso a los americanos. También ahí hubo críticas, “¿por qué os abrís a los americanos si son el enemigo?” Déjame decir que hemos estado los dos últimos años intentando aceptar todos los diferentes puntos de vista. Yo entro en el equipo de GAIA-X en funciones en 2021, en el momento de la fundación, y como primer paso trabajamos en la definición de la asociación: qué somos, qué no somos, qué hacemos, qué no hacemos, y establecimos un plan de acción quinquenal al que seguimos ciñéndonos: desde esa definición hasta la activación del mercado en 2023. Así que no creo que vayamos tarde, porque un proyecto de este calado debería llevar más de 10 años. Vamos rápido, aunque no tanto como una compañía privada. Y, en todo caso, ya lo dice el refrán: si quieres ser veloz, ve solo, si quieres ir acompañado y con diferentes mentalidades e intereses, te llevará más tiempo.

En cuanto a los que nos critican por cuestiones de seguridad, sinceramente, no los entiendo. La ciberseguridad forma parte de nuestras reglas.  En todo caso, entiendo a los que todavía no comprenden qué es la confianza. Precisamente, la confianza es un compendio de factores como la ciberseguridad, mercados y servicios digitales y tecnologías como la inteligencia artificial. Si las declaraciones de cumplimiento del GDPR, que por ley ofrecen todos los operadores en Europa, fueran suficientes para garantizar a los ciudadanos contra el evidente uso indebido de sus datos, hoy no estaríamos hablando de la necesidad de una mayor confianza. Lo mismo ocurre con la seguridad, no bastará con tener normativas, ni existen tecnologías que puedan evitar los ataques y la exfiltración de datos, pero sí podemos exigir una descripción de las características y comportamiento de los servicios para poder detectar más fácilmente y con mayor antelación posibles comportamientos anómalos. La seguridad informática es uno más de los muchos aspectos y características de un servicio digital. Es una cuestión compleja, que en cualquier caso pasa por la necesidad de transparencia. importancia, en este ecosistema.

 

¿Y, de cara a los ciudadanos, GAIA-X es complejo y difícil de explicar?

Sí, pero simplemente por el hecho de que la tecnología es cada vez más compleja. Y lo es por dos razones. La primera, porque hablamos de dos gigantes que se unen y cambian el mundo, como lo es la propia tecnología y la economía y GAIA-X intenta construir un lenguaje común entre estos dos universos. La segunda razón es que entramos en detalles que mucha gente no conoce. Por ejemplo, qué hay detrás de una oferta de un proveedor de cloud. ¿Cuánta gente sabe que el mismo servidor proporcionado por Microsoft o AWS se describen de formas completamente distintas que impiden compararlos? Es como si el mismo coche se vendiera con marcas distintas, precios diferentes, con descripciones de características completamente distintas, y para entenderlo tuviéramos que abrir el capó y mirar los componentes del motor. Estos detalles no interesan a los no técnicos, pero luego condicionan la compra y el uso correcto de la tecnología. Así que intentamos traducir estas cosas a términos que tengan significado para la economía y la innovación. La Web 3 versa sobre la democratización de la tecnología, pero si pensamos en blockchain y en cómo se ha demonizado durante la última década porque se asoció erróneamente con las criptodivisas, comprenderemos lo difícil que es distinguir entre los riesgos y los beneficios de la tecnología sin una base de conocimientos suficiente.  Tenemos que simplificar, porque estamos hablando de cosas difíciles de explicar. Más difícil aún será hablar de inteligencia artificial (IA).

 

 "Necesitamos una nueva generación de nubes hiperdistribuidas, así como la convergencia entre 'cloud' y la computación en el extremo"

 

 

¿Cuál es su punto de vista en torno a esta tecnología?

En primer lugar, vuelvo a decir que el core del problema es que necesitamos mecanismos para describir servicios y verificarlos. La nueva legislación europea intenta promover la confianza. Pero, claro, tú puedes escribir la norma, pero hay que traducirla y ponerla en práctica. La IA es un arma de doble filo, algo así como la manipulación genética, que puede destruirte o hacerte realmente poderoso y vencer enfermedades, por ejemplo. Por tanto, lo mejor es un periodo de experimentación suficiente para comprender exactamente los riesgos y los beneficios, y después regular en función de los datos recogidos. No podemos cometer el error de escondernos detrás de un escudo regulador, sólo para descubrir dentro de unos años que era demasiado fino para protegernos realmente.  Creo que tenemos la oportunidad de convertirnos un líder global de exportación de tecnología confiable, ya sea cloud o IA. La gente se da cuenta ahora de que tenemos IA generativa, pero existe desde hace 15 años, por lo que ya vamos un poco tarde. Se trata de algoritmos que funcionan en ordenadores, redes y almacenamiento. Todo estaba ahí hace mucho tiempo, y si solo ahora nos damos cuenta de ello, deberíamos preguntarnos de nuevo por qué, y la respuesta vuelve a estar en la falta de transparencia sobre las características y el comportamiento de los servicios que utilizamos.

 

Antes mencionaba industrias clave como la sanidad. GAIA-X nació muy poco antes de la llegada de la pandemia de la COVID-19. ¿Con un framework y un ecosistema fuerte de datos se podrían haber evitado miles de muertes en Europa?

Respetuosamente por todas las vidas que perdimos, nunca podríamos predecir cuántas se podrían haber salvado con una u otra tecnología. Pero, por supuesto que habría sido beneficioso tener una amplia representación de los datos sanitarios, un espacio común y la posibilidad de compartirlos a través de espacios de de múltiples países, capacidad de correlacionar fenómenos para entender antes los focos de infección y prevenir la aceleración, junto con datos de experimentación más amplios sobre las nuevas vacunas y las terapias aplicadas. Tenemos un grupo de trabajo dentro de la asociación para esto específicamente, con cientos de compañías de todo el mundo. Esto es parte también del programa digital europeo, que está destinando miles de millones para transformar el ecosistema. El problema sanitario es que hablamos de datos personales. Es hora de crear espacios de personales. La dificultad es que hay mucha regulación y fragmentación, tanto entre países como dentro de sus sistemas. Partimos de un nivel muy bajo de uniformidad y necesitamos dar un paso de gigante. Además, la IA ya está ahí, por ejemplo, para utilizarla en los procesos de triaje en un hospital. Eso sería fantástico. El sector privado utiliza más estas herramientas que el público. En resumen, espero que la sanidad tenga un espacio común para compartir datos en el Viejo Continente. La educación, la movilidad y otros ámbitos también son importantes porque afectan directamente a la vida de los ciudadanos. Esto llevará tiempo.

 

En definitiva, ¿cuándo podremos afirmar que Europa será una economía basada en el dato?

Esa es la gran pregunta [risas]. Te diré hechos concretos. Uno de los objetivos de los primeros planes que nos marcamos en 2021 era iniciar un proyecto para el sector de la automoción, y así lo hicimos (Catena-X). Para 2022 quisimos incrementar el número de proyectos, y acabamos el año con unos nueve. A día de hoy tenemos 11. Así que, en solo dos años hemos avanzado mucho. Y aquellas empresas que están contribuyendo no han dado ni un paso atrás, sino que están creciendo, están invirtiendo más dinero y produciendo cada vez más casos de uso y servicios para sus clientes. Esto ha pasado en un relativo corto plazo. . Este año nos hemos propuesto simplificar Gaia-X para abrirlo a cualquiera que quiera publicar servicios conformes. Por ello, estamos trabajando en la emisión de puntos de certificación y en la creación del primer catálogo público de servicios conformes con Gaia-X. El crecimiento de la adopción de Gaia-X por el mercado en los próximos dos años será exponencial y no lineal. Para responder a su pregunta, creo que para 2025 habremos logrado una tracción mucho más significativa en el mercado, tanto en términos de proveedores como de clientes. No solo en Europa, sino en todo el mundo.

 

De su discurso se deriva que GAIA-X es un elemento esencial e indispensable para la economía.

Lo es. De otra manera tendríamos demasiada regulación, toda la que tú quieras, pero no habría confianza en el mercado. Estamos ayudando a Europa a poner en marcha la estrategia de datos, que requiere, por un lado, la creación de espacios comunes de datos y, por otro, la convergencia de la nube y el borde. Pero, sobre todo, estamos derribando las barreras de la desconfianza en las tecnologías necesarias para poner en marcha en la práctica la economía de los datos

 

Por último, me gustaría saber cuál es su opinión sobre GAIA-X España, que nació en marzo de 2022.

En primer lugar, todo el mundo sabe que Europa ha sido dirigida por muy pocos países como Alemania, Francia e incluso, en ocasiones, Italia. Creo que es el momento de que otros tomen la alternativa, y GAIA-X provee las mismas oportunidades para todos. Hasta el momento, la capacidad de inversión de Alemania era superior a otros países, pero lo que estamos viendo es que en España los esfuerzos son muy importantes, y es necesario que su programa tenga continuidad en los próximos años. Es muy ambicioso, con más de 500 millones de euros dedicados al desarrollo de proyectos centrales y para asegurar el futuro de la economía del dato. Es un país que siempre ha ofrecido algunas de las mejores capacidades en TI de Europa, y con un vibrante ecosistema de startups innovadoras.



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