SAS invierte 1.000 millones de dólares en potenciar proyectos de IA

Madrid se ha vestido de tiros largos con motivo de la celebración del SAS Innovate on Tour. El evento que ha congregado a más de 300 asistentes y ha permitido el encuentro entre los ejecutivos de SAS a nivel internacional y los diferentes directivos de empresas e instituciones públicas en Europa. Una cita que la compañía ha utilizado como telón de fondo para anunciar la inversión de 1.000 millones de dólares a tres años vista para potenciar proyectos de inteligencia artificial (IA). La multinacional estadounidense aspira así a continuar desarrollando soluciones en este ámbito enfocadas a satisfacer las necesidades de determinadas industrias. De esta manera, la compañía reforzará su compromiso de brindar soluciones personalizadas a los retos del mercado en sectores como la banca, gobierno, seguros, salud, retail, manufacturing o energía, que se ejecutarán en SAS Viya, su plataforma de analítica e IA nativa en la nube.

Esta inversión será empleada, además, para reforzar a los equipos de marketing y desarrollo de negocio. De este modo, servirá como avance de los trabajos de innovación de SAS en el entorno de la ciencia y estadística de datos, así como en el desarrollo de software por parte de consultores, ingenieros de sistemas y especialistas en marketing con gran experiencia en la industria. Una maniobra estratégica a la hora de promover, además, la alfabetización de datos. “Al facilitar y democratizar el uso de la inteligencia artificial permitiendo que más sectores y trabajadores puedan acceder a ella, la sociedad sale beneficiada”, aseguran. Esto es, a grandes rasgos, lo que SAS denomina como “analítica para todos, en cualquier lugar”.

Innovación responsable como seña de identidad

Tras el avance que la IA ha experimentado y con el objetivo de explorar sus aplicaciones positivas, SAS ha ampliado su política en torno a la ética de los datos con la integración de su equipo Data for Good. De ahora en adelante este trabajará en la búsqueda de alianzas que tengan por objeto el empleo de la IA para la mejora de la sociedad. Para demostrarlo, el equipo está colaborando con diferentes organizaciones como el Galapagos Science Center (GSC), donde aplican la IA y el machine learning para proteger a las tortugas marinas en peligro de extinción.

Por otra parte, la compañía sigue mejorando su plataforma SAS Viya, que incluye funciones como la detección de sesgos, la explicabilidad, la supervisión de modelos, la gobernanza o la rendición de cuentas. Además, ha puesto en marcha una formación interna sobre innovación responsable, donde sus empleados pueden descubrir cómo el software de la firma ayuda a los analistas a emplear un correcto tratamiento de los datos. También ha contribuido a la creación del plan de trabajo del Círculo Empresarial para una Inteligencia Artificial Responsable, que orienta a las empresas, políticos y reguladores estadounidenses en su camino compartido hacia una IA responsable.

Siguiendo esta misma línea, la organización se ha asociado con otras instituciones con el fin de explorar distintas maneras en las que una IA ética puede ser aplicada en diversas industrias. Un ejemplo de ello es la colaboración con el Erasmus University Medical Center y el Delft University of Technology, donde han puesto en marcha conjuntamente el primer Laboratorio de Inteligencia Artificial Responsable y Ética en la Asistencia Sanitaria (REAHL), con el objetivo de abordar los problemas y retos éticos relacionados con el desarrollo y la aplicación de las tecnologías de IA en la atención a la salud. 

"Con el rápido avance de la IA, debemos seguir siendo prudentes para mantener a los humanos en el centro de todo lo que hacemos. No se trata solo de proteger a los vulnerables, sino de buscar oportunidades para utilizar la IA para mejorar la vida de las personas", afirma Juan Montero, Business Operations Director para West Europe en SAS. “No cabe duda de que la regulación de una tecnología como la IA supone un gran desafío, estamos siendo testigos de ello. Esto es porque los retos son de un espectro muy amplio: éticos, sociológicos, políticos, empresariales y demás. Está claro que la regulación tiene que garantizar el disfrute y protección de los derechos humanos, pero esto requiere de voluntad política para encontrar estándares en valores y principios en el uso de la IA”.