Opinión

Las múltiples brechas de género en el ámbito digital

Para tener una radiografía de género, tenemos que fijarnos en la mujer que estudia, la mujer que trabaja y la mujer que convive con la tecnología y hace un uso cotidiano de ella.

Mujer programando, informática
Créditos: Kelly Sikkema (Unsplash)

Aunque sin olvidar cómo la pandemia de la COVID-19 ha transformado el mundo en estos dos últimos años, toca ahora mirar hacia adelante y aprovechar las oportunidades de cambio que nos exige una nueva realidad que ha hecho emerger problemas latentes de índole social y económico.

Si algo hay que destacar en este escenario es un cambio en las prioridades de las agendas. La digitalización ya es, por necesidad y lógica evolutiva, una de las palancas transformadoras de nuestro entorno europeo. Pero esto también nos lleva a una reflexión sobre cómo nuestra profesión es capaz de responder a los retos sociales, como es el caso de la brecha de género en las actividades ligadas a las infraestructuras de telecomunicaciones y las TIC.

De todos es sabido que en nuestro sector, como en la mayoría de las actividades profesionales, existe una importante brecha de género que hemos de ir cerrando. Resulta importante contextualizar este dato y enfocarlo desde tres visiones: la educación, el ejercicio de la profesión y, en último término, el nivel de acceso de la mujer a las herramientas digitales. En otras palabras, para tener una radiografía de género, tenemos que fijarnos en la mujer que estudia, la mujer que trabaja y la mujer que convive con la tecnología y hace un uso cotidiano de ella. 

En cuanto a la primera visión, la de formación en disciplinas tecnológicas, hay que señalar que una de las razones que explican la brecha digital de género, y sobre la que existe mayor consenso, es la poca preferencia de las mujeres por las carreras STEM (acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics).

Concretamente, en cuanto al porcentaje de graduados en STEM, España se sitúa en la posición 12 dentro de la UE, con una diferencia entre sexos de 17 puntos. En realidad, el problema de las carreras STEM es más general, ya que el 25% de los alumnos (de ambos géneros) de Secundaria, Bachillerato y FP asegura que no escogería formarse en ramas STEM como ingeniería y arquitectura debido a que desconoce las oportunidades laborales que ofrecen, según el estudio El desafío de las vocaciones STEM realizado por DigitalES y EY. 

El documento también destaca que, si bien en la universidad las chicas forman el colectivo mayoritario (55%), la representación de éstas en las ingenierías no supera el 25%. Un elemento importante a añadir es el profundo desconocimiento que los alumnos de Secundaria, Bachillerato y FP tienen de la función social que realizan tanto la Ingeniería como la Arquitectura.

Otro factor clave es la desigualdad laboral. La Organización Internacional del Trabajo ha estudiado esta cuestión en 116 países y ha llegado a la conclusión de que la brecha salarial afecta a las mujeres en el ámbito de las TIC de forma persistente e independientemente del nivel de desarrollo de cada país. El dato más destacado es que cuando las mujeres consiguen un trabajo digital, se enfrentan a una brecha salarial media de género del 21%, un porcentaje que es significativamente mayor que la brecha salarial media de género para la economía en general, que es del 16%.

En lo que se refiere a la segunda visión, la de mujeres ejerciendo profesiones tecnológicas, es bien conocida la brecha de género que sufrimos. El estudio Mujeres y digitalización: de las brechas digitales a los algoritmos del Instituto de la Mujer y del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) constata que la brecha digital de género está reduciéndose, pero aún queda un largo camino por recorrer. 

Solo un 2% de las mujeres ocupadas en España lo están en el sector TIC, frente al 5,7% de los hombres. En cuanto a las candidaturas presentadas a las ofertas de trabajo ligadas al sector digital, las femeninas representan solo el 22 % del total. 

No obstante, el problema de la baja presencia de la mujer en trabajos tecnológicos, entre otro tipo de brechas, se está acometiendo desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, el Plan España Digital 2025 se plantea entre sus objetivos contribuir de forma considerable a cerrar las diferentes brechas digitales que se han ensanchado en los últimos años por motivos socioeconómicos, de género, generacionales, territoriales, o medioambientales.

Pero existe una tercera visión que no hemos de olvidar: la que nos indica hasta qué punto existe una brecha entre el uso que hacen hombres y mujeres de las herramientas digitales o de Internet.

De hecho, la pandemia de covid y la creciente digitalización han obligado a revisar determinadas cifras que nos arrojan interesantes conclusiones. El informe de 2021 Indicadores de género de la sociedad digital del ONTSI confirma que hay una menor proporción de mujeres con habilidades digitales avanzadas que de hombres en casi todas las franjas de edad. 

Sin embargo, este informe constata que la brecha de género se ha reducido hasta prácticamente desaparecer si se atiende solo al concepto de uso de Internet. Esta observación coincide con los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística en el período 2017-2021. Incluso en la franja de edad que va de los 25 a los 54 las mujeres usan regularmente internet más que los hombres.

No obstante, el documento del ONTSI también subraya que, cuando se presta atención a aspectos concretos del uso de internet, la pandemia en realidad ha acabado reforzando algunos sesgos de género preexistentes, asignando una vez más roles tradicionales a las mujeres en el mundo digital en ámbitos ya ‘feminizados’ socialmente, como la atención a las personas del hogar y familia en general, la salud, y la educación. 

Desde el COIT trabajamos en numerosas líneas de actuación para promover el fin de la brecha de género. De hecho, contamos con el Grupo de Trabajo Mujeres IT que, entre otras actividades, colabora con iniciativas para promover las disciplinas STEM y promueve los premios Pioneras_IT, cuya tercera edición celebraremos este año.

En definitiva, si queremos lograr que el mundo digital se convierta en un espacio igualitario, hace falta impulsar políticas públicas digitales con una visión de género para que las oportunidades sean equitativas tanto para mujeres como para hombres en todos los ámbitos digitales, de forma que vayamos estrangulando cada vez más la brecha de género.

 

La autora de este artículo es Marta Balenciaga, decana y presidenta del COIT (Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación) y presidenta de AEIT (Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación)



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