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ChatGPT-3, un punto de desencuentro entre fieles seguidores y reaccionarios incrédulos

El ‘chatbot’ firmado por OpenAI ha saltado a la primera plana gracias a sus “altas capacidades” y su “dominio del lenguaje natural”. Desciframos, de la mano de expertos en la materia, las principales claves. ¿Es realmente una revolución?

Chat GPT 3

Se contaban con los dedos de una mano las hojas que habíamos arrancado del calendario cuando un nuevo término irrumpía con fuerza en el abecé popular. Entonces, a pocos días del estreno del presente 2023, ya había una palabra de moda que aspiraba a copar titulares, protagonizar debates y liderar conversaciones más allá de los corrillos de expertos en tecnología y geeks seducidos por las posibilidades de la inteligencia artificial (IA). El furor, frenesí y  la exaltación de unos chocaba frontalmente con la incredulidad, el escepticismo y agnosticismo de otros; a caballo, un punto de desencuentro con nombre propio: ChatGPT-3.

 

Descifrando las claves

La empresa de investigación e implementación de inteligencia artificial OpenAI anunciaba recientemente el lanzamiento oficial de ChatGPT, un nuevo modelo para la IA conversacional. Desde entonces, el sello fundado por Elon Musk, padre de Tesla, y el inversionista Sam Altman, no ha dejado de cosechar elogios por parte de la comunidad tecnológica global, de expertos en inteligencia artificial y de usuarios diversos en mayor o menor medida. Pero, ¿a qué se debe el éxito alcanzado? ¿Qué es realmente ChatGPT? Tal y como relata para ComputerWorld Moisés Barrio, letrado del Consejo de Estado y profesor de Derecho digital, “GPT-3 es un sistema de inteligencia artificial, un chatbot o robot conversacional capaz de ofrecer respuestas ante prácticamente cualquier pregunta que le formulen con cierta precisión”. Este, dice, es el principal motivo por el que ha generado “mucha expectación”, llevando incluso a algunos autores a afirmar “exageradamente” que se trata de la “antesala de la inteligencia artificial general”. No obstante, para esto, estima que como mínimo harán falta “varias décadas”.

 

“Es necesario bajar el suflé. GPT-3 es como un loro, no entiende ni una palabra de lo que emite. Es muy preocupante y dañino para la IA que las personas crean que ChatGPT-3 es inteligente […] Vaticino un tercer invierno de la IA si el hype sigue hinchándose”

 

Ramón López de Mántaras, ex director del CSIC y actual profesor de Investigación

 

Es Nuria Oliver, directora de la  Fundación ELLIS Alicante, quien ahonda en la idiosincrasia del chatbot. “Es un sistema basado en un gran modelo de lenguaje y redes neuronales profundas de gran complejidad”. GPT-3, irrumpe Barrio, como las versiones equivalentes de Google, Meta o Microsoft, está enraizada en el deep learning, por lo que “técnicamente funciona agrupando palabras y frases”. Esto, asegura, implica que los sistemas no entiendan el significado de lo que muestran: “Lo que hacen es tomar fragmentos de texto de los contenidos escaneados, juntarlos y devolverlos al usuario. No debemos olvidar que las técnicas de deep learning no han sido capaces de procesar el conocimiento abstracto, por lo que no saben distinguir las relaciones entre normas o grupos normativos”.

Por el momento, los creadores del ChatGPT-3 no han divulgado qué experiencia o conocimientos tiene o emplea realmente este sistema para responder a las consultas; por ello, sus respuestas no pueden ser tomadas a la ligera. Sobre esta cuestión se pronuncia Ramón López de Mántaras, exdirector del CSIC y actual profesor de Investigación en la citada institución. “Es necesario bajar el suflé. GPT-3 es como un loro, no entiende ni una palabra de lo que emite. Es muy preocupante y dañino para la IA que las personas crean que ChatGPT-3 es inteligente”.

 

Valor diferencial: una seña de identidad

Más allá del huracán de opiniones suscitadas por la nueva inteligencia artificial, lo cierto es que existe un valor diferencial que distingue GPT-3 de otras herramientas conversacionales precedentes. La seña de identidad de ChatGPT, explica Oliver, reside en el alto grado de “competencias” que abandera, en su “gran capacidad de comprensión y generación del lenguaje natural”. Lo cierto es que el chatbot que firma OpenAI ha sido entrenado con un inmenso corpus de texto que incluye millones de ejemplares de fuentes diversas para proporcionar al modelo una amplia gama de ejemplos de lenguaje natural para aprender, lo que le permite generar respuestas naturales y coherentes frente a un extenso abanico de preguntas. Es precisamente “esta metodología y la compleja arquitectura de redes neuronales profundas utilizadas con unos 175.000 millones de parámetros los que están detrás del nivel de competencia del gran modelo de lenguaje de ChatGPT”, incide Oliver.

 

“Chat GPT tiene una gran capacidad para almacenar y procesar información, lo que lo hace capaz de manejar una gran cantidad de datos y proporcionar respuestas precisas y detalladas a preguntas complejas. Pero también requiere de un gran poder de procesamiento para ser ejecutado y entrenado”

 

Nuria Oliver, directora de la 

Fundación ELLIS Alicante

 

Por otro lado, Jorge Cuevas, director de Tecnología de Wehumans, compañía especializada en el desarrollo de humanos digitales entrenados con inteligencia artificial, coincide con Oliver en que la tecnología de GPT-3 se acerca “bastante” al comportamiento humano a nivel del lenguaje natural. Asimismo, subraya, supone un punto de encuentro entre los usuarios sin conocimiento en materia de inteligencia artificial y la propia IA. “Gracias a la publicación de esta herramienta de fácil acceso cualquier persona puede acercarse a la IA, probarla y valorarla. El hecho de que además sea una IA generativa, es decir, que sea capaz de crear algo nuevo a partir de datos existentes, y que posea un carácter generalista, “propicia aún más esa aproximación del público a su uso”. Muestra de ello, apunta, su éxito: en una sola semana alcanzó más de un millón de usuarios, “algo sin precedentes”.

 

¿Democratización de la IA?

Poniendo el foco en su uso y disfrute, dado que el chatbot cuenta con una versión superior donde es posible entrenar al sistema con documentos particulares, hay quienes han afirmado que ChatGPT-3 podría dar respuesta a las necesidades de democratización de la IA, algo que refrendan “en parte” tanto Cuevas como Oliver. Es precisamente esta última quien demuestra una postura más contundente. “Sí, es posible entrenar una versión de ChatGPT con documentos específicos para un usuario o una empresa. Esto permite personalizar el modelo para adaptarse a un dominio específico y proporcionar respuestas más precisas y relevantes. Desde esta perspectiva, efectivamente, GPT-3 democratiza el acceso y uso de la IA, ya que empresas y usuarios pueden acceder al mismo sin tener que contar con los ingentes recursos necesarios para desarrollar sus propios modelos desde cero”. Sin embargo, para el ejecutivo de Wehumans, el problema que acarrea es que “no cualquier persona puede llevarlo a cabo, puesto que se requieren ciertos conocimientos o formación en tecnología”.

 

“GPT-3 supone un avance muy importante dentro del campo de la IA. […] Aunque todavía quedan problemas que resolver, en una década transformará de forma radical la ejecución de tareas repetitivas y de escaso valor añadido”

 

Moisés Barrio, letrado del Consejo de Estado y profesor de Derecho digital

 

A fondo: sesgos, juicios de valor y principios éticos

La inteligencia de ChatGPT-3 está en tela de juicio, no obstante, de lo que nadie duda es de su capacidad creativa. Es precisamente esta distinción, esta facultad de inventiva la que, a menudo, le lleva a incurrir en sesgos y juicios de valor. “Existen ejemplos que refuerzan el uso de estereotipos y generación de contenidos sexistas, misóginos, racistas y discriminatorios por parte del chatbot”, comenta Oliver. Así, en un entorno en el que cada vez más se utiliza la IA para la toma de decisiones importantes, esta realidad puede “agravar las desigualdades existentes”, señala Cuevas. “Los sesgos en los algoritmos son reales, y los esfuerzos éticos en su eliminación no parecen ser suficientes para erradicarlos”, continúa. Sin embargo, esto tiene una razón de ser. “ChatGPT fue entrenado a partir de un gran conjunto de datos que incluyen diversas fuentes, por lo que controlar todo lo que se dice en esos medios es difícil y extremadamente costoso”.

 

“Los sesgos en los algoritmos son reales, y los esfuerzos éticos en su eliminación no parecen ser suficientes para erradicarlos”

 

Jorge Cuevas, director de Tecnología

de Wehumans 

 

Entre las principales implicaciones éticas que se desprenden de la narrativa de ChatGPT destacan los sesgos, la privacidad, la falta de veracidad o la manipulación. Una de las preocupaciones más extendidas en la que coinciden todos los expertos consultados es la posibilidad de que el modelo reproduzca, perpetúe o magnifique sesgos y estereotipos existentes en el cuerpo del texto utilizado en el entrenamiento, ya que esto puede conducir a la discriminación y la desigualdad. Otra gran inquietud tiene que ver con la privacidad y la seguridad de los datos para entrenar el modelo, así como la falta de transparencia respecto a qué datos han sido empleados para ello. “Gran parte de estos datos se han obtenido de millones de sitios web, por lo que los sistemas podrían estar recopilando información sobre individuos sin su consentimiento o conocimiento”, detalla la directora de la Fundación ELLIS.

 

 

Del mismo modo suscita recelo el hecho de que estos chatbots puedan ser utilizados para generar contenido no veraz o engañoso. “Es de vital importancia entender que ChatGPT no ha sido entrenado con un criterio de veracidad explícito y no tiene la capacidad de verificar la autenticidad de la información que proporciona”, insisten. Por ello, con el firme propósito de mitigar este desafío, es importante educar a los usuarios sobre cómo interactuar con este tipo de sistemas y proporcionarles herramientas para comprobar la información generada. Por último, resalta Oliver, “ChatGPT tiene tal nivel de competencia en la generación de texto que podría utilizarse para manipular el comportamiento de los humanos”.

 

¿Antesala a la IA general?

Son múltiples las cualidades de ChatGPT-3 que parecen haber seducido al mundo; no en vano algunos han llegado a asegurar que se trata de la antesala a la IA general. Sin embargo, ante tal afirmación, los expertos consultados por ComputerWorld no han hecho más que discrepar. Bajo el juicio de Barrio, “GPT-3 supone un avance muy importante dentro del campo de la IA. Es impresionante su dominio y precisión del lenguaje natural. No obstante, lo cierto es que todavía quedan problemas que resolver, pero en una década transformará de forma radical la ejecución de tareas repetitivas y de escaso valor añadido”.

Para Oliver, ChatGPT dista mucho de alcanzar la inteligencia artificial general, entendida como la capacidad de un sistema computacional para realizar cualquier tarea intelectual que un ser humano pueda acometer. “GPT-3 está muy lejos de ser un sistema de IA general, ya que solamente sabe hacer tareas relacionadas con el procesamiento del lenguaje natural y no tiene la habilidad de realizar tareas fuera de ese dominio. No olvidemos que la inteligencia humana es compleja y múltiple”. Siguiendo este mismo hilo argumental, aunque más tajante y concluyente, cierra este reportaje el exdirector del CSIC, “vaticino un tercer invierno de la inteligencia artificial si el hype sigue hinchándose”.



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